Uno, dos y tres.

3 son los motivos por los cuales escribo,
3 párrafos necesito para acabar,
3 es lo único que vas a contar en cada párrafo.

2 minutos para llegar,
2 facetas a conocer,
2 besos para que empieces a enamorarte de mí.

1 momento observándote,
1 estrella pasa, se consume,
1 adiós es lo único que queda.

0, ¿ya te fuiste?
Se rompieron los tres párrafos,
Pero quedaron en cada uno, los 3 únicos.

Mis motivos para escribirte, son:
Uno,
Dos, y
Tres.

Y si, ni con esas cumplimos las expectativas,
Rompo todo, y adiós, ya tendrás tiempo a entenderme,
Y aunque no quieras, siempre pensarás en ello.

Ingredientes: Un par de cucharadas de aburrimiento, 3 pizquitas de energía y una hojita de perejil.

3 son los motivos por los cuales escribo,

3 párrafos necesito para acabar,

3 es lo único que vas a contar en cada párrafo.

2 minutos para llegar,

2 facetas a conocer,

2 besos para que empieces a enamorarte de mí.

1 momento observándote,

1 estrella pasa, se consume,

1 adiós es lo único que queda.

0, ¿ya te fuiste?

Se rompieron los tres párrafos,

Pero quedaron en cada uno, los 3 únicos.

Mis motivos para escribirte, son:

Uno,

Dos, y

Tres.

Y si, ni con esas cumplimos las expectativas,

Rompo todo, y adiós, ya tendrás tiempo a entenderme,

Y aunque no quieras, siempre pensarás en ello.

Ingredientes: Un par de cucharadas de aburrimiento, 3 pizquitas de energía y una hojita de perejil.

Necesidad

Necesidad.
Hoy tengo una necesidad.
La necesidad de comunicarme contigo.
De decirte todo aquello que siempre he querido.

Amor.
Hoy, como ayer y antes de ayer,
Siento un gran amor por ti.
No me pidas por qué es así, o por qué lo digo, simplemente lo siento.

Sueños.
Cada noche, me acuesto pensando en ti,
Y recuerdo todos los bonitos momentos que he pasado contigo.
Y contigo, consigo pasar todas mis noches, en mis sueños,
Mirándote, observándote, llevándote allí dónde tú deseas.

Vida.
Despierto de mis sueños, reconozco un nuevo amanecer,
Reconozco un nuevo día junto ti.
Y buscando cualquier excusa,
Te escribo un mensaje de buenos días para que lo leas cuando despiertes.

Problemas.
Hoy tengo un problema.
Quiero explicarte cómo me siento,
Quiero contarte todo lo que tengo guardado en mí,
Quiero que sepas la persona que se esconde detrás de esta faceta,
Pero no puedo.

¿Por qué?
Porque algo, algo que no logro ver o sentir,
Me impide usar las palabras necesarias y adecuadas para que me entiendas.

Necesidad.
De nuevo aparece,
Necesito contarte lo que siento por ti.

Espera.
Día y noche, vivo y sueño que estoy contigo y que al fin te tengo.
La espera se alarga y tú ya no estás ahí,
No quieres seguir esperando.

Deseo.
Con todas mis fuerzas, deseo volver a verte,
Reconocerte entre toda la muchedumbre que ronda a mi alrededor,
Pero no consigo identificarte, no lo consigo y… Te pierdo.

Tristeza.
Unas pequeñas lágrimas asoman entre mis párpados,
Acabo de descubrir un nuevo sentimiento,
Otro más a añadir a mis problemas, a mi necesidad y a mis sueños.

Decisiones.
¿Cómo puedo “borrar” todos estos sentimientos que han aflorado desde mi principio de necesidad?
¿Qué es lo que necesito hacer?
Vaya, es irónico, pero de nuevo la necesidad aflora.

Necesidad.
¿Alguna vez nos libraremos de ella?
Espero que nunca sea así, pues sin ella olvidaremos lo que somos, olvidaremos nuestros sentimientos y olvidaremos aquello que más apreciamos.
No renunciemos nunca a ella, pues sin ella renunciaríamos a aquello que nos hace ser humanos.

Fines.
Todo esto fue creado, para fines constructivos,
Para aprender sobre un hecho irrefutable.

Vive como necesites,
Sueña cada día con aquello que te haga feliz,
Y Vive consiguiendo tus sueños.

Lucha por los obstáculos que aparecen a lo largo de tus dificultades,
Demuestra que luchas por mejorar cada día,
Y por no esconder nunca tu faceta.

Usa las palabras que necesites,
Escribe para mejorar tu entendimiento,
Habla con las personas que quieres para mostrar tus sentimientos,
Y vive, no dejes nunca de vivir y observar qué bonito puede ser todo.

No te olvides nunca de ti.
No te olvides nunca de tus metas.

Cumple con tus necesidades.

Viaje en tren.

Sentado, en el tren, viendo como hora tras hora, dejas todo el mundo atrás.
Solo, estás viajando hacia un lugar que ni tú conoces.
Observas, con la mirada perdida todas las montañas, carreteras y riachuelos que pasas.
No pierdes detalle, lo observas todo, pero tu mente no recibe ninguna señal.

Todos los días, estás sentado en el mismo lugar,
Y ninguno de esos días tienes compañía.
Igualmente, no te sientes solo, simplemente, te sientes desconectado.

Día tras día, paisajes cambian en tu vista,
Pasas por sitios nuevos y las puertas se abren una y otra vez para que bajes en una de esas paradas.

Resignado, sigues sentado en ese asiento tan incómodo,
Y no te das cuenta que cada vez te alejas más de tu lugar de origen.
Cada vez estás más alejado, y cada vez será mayor el esfuerzo para volver.

Las semanas pasan, y tú solo ves que amanece, que anochece y que los paisajes pasan una y otra vez, como una película que has visto muchísimas veces.
Los meses pasan y cada vez piensas menos y sabes que tu última oportunidad está cerca, pero no conoces su cara.

Antes de cumplir el año, el revisor pasa y te dice lo siguiente:

Su billete ha caducado señor. Deberá usted pagar el importe adecuado o bajarse en esta parada dónde la civilización más cercana se encuentra a 20 paradas de tren más allá.

De golpe, dejas de mirar por la ventana, dejas de tener tu mirada perdida y diriges una pequeña mirada hacia el revisor y es tal como lo imaginabas: regordete, con bigote, vestido con un traje negro y algunos adornos dorados en las mangas.

La pega es que te das cuenta que apenas has hablado en todo este tiempo.
Te das cuenta que no sabes qué decirle al revisor.
No sabes si llevas dinero, y tampoco sabes a dónde quieres ir para hacer tu pago de billete.

El revisor, extrañado, intenta hablarte en varios idiomas, sin resultado alguno. Así pues te coge de la mano para poderte levantar del asiento y te dice:

Perdóneme, sé que es usted un buen hombre, pero como bien sabe, debo cumplir con mi faena, porque bien sabe usted cómo está el trabajo en este país. Sé también que habla mi idioma, y sé que ha llegado hasta aquí por innumerables errores. Pero sepa usted que aunque lo más importante esté 20 paradas más allá usted llegará si abre de alguna manera sus ojos.

Usted pensará que no soy nadie para hablar sobre lo que debe usted hacer o no hacer, pensará seguramente que es suficientemente grande, pero sepa que llevo 25 años trabajando en este mismo vagón, y aunque no viene mucha gente como usted, he lidiado con gente y cosas muy parecidas.

La mayoría de nosotros podemos sentarnos en un vagón mirando por la ventana, día tras día, mes tras mes, año tras año pero… ¿Sabe usted la cantidad de cosas que se va a perder? Sé que ha perdido objetos muy valiosos por el camino, pero bien debe saber que alguna vez volverán a sus manos, porque esos objetos siempre serán suyos.

Usted decide qué hacer, pero sepa que en el vagón ya no tiene espacio, aunque vaya vacío. Baje ahora mismo e intente entender mis palabras. Si no las entiende, no siga caminando, y sobre todo, deje de luchar e intente dejar de respirar, seguramente se hace un favor.

Pero como bien he dicho, creo que es un buen hombre, y lo que conlleva a eso es que debe ser mínimamente inteligente. ¿Sabe usted lo aburridos que son los viajes en tren? ¿Verdad que sí? ¿Qué hace usted aquí? Por favor, vuelva allá donde su corazón vuelva a latir, vuelva a caminar, a correr, a enamorarse, a disfrutar, a conocer, a saborear, vuelvaVuelva de nuevo a la vida.

Y las puertas del vagón se cerraron.

Tú estás fuera.

Ahora, tú decides.

Comentario del autor: A veces, escribir se convierte en una de las cosas más complicadas en este mundo, y no solo eso, sino que lo más complicado es hacerte entender. Este texto no refleja más que unos sentimientos ya repetidos en otros textos. De vosotros depende viajar en ese tren, pero que sepáis que si eso es lo que queréis, mejor que hagáis caso al revisor y dejéis de respirar.

Por muy lejos que esté nuestro nuevo destino, no debemos dejar que elementos ajenos a nosotros, o elementos de nosotros mismos nos deterioren y provoquen nuestra rendición o nuestro deterioramiento.

Brindemos, por nuestra vida.

A veces nos dejamos llevar por malos pensamientos, y son ellos los que nos obligan a ver cosas que no son, a pensar de manera errónea, y sobre todo a perdernos aquello tan importante, y que a veces, poco apreciamos, que es nuestra vida.

Escribid...

No todos tenemos las facilidades que son brindadas a algunas personas, no todos descubrimos la felicidad por tiempo ilimitado, y sobr etodo, no todos pasamos por lo mismo.

Pero no tenemos porque guiarnos, o porque seguir aquello que se nos ha impuesto como «lo mejor«. Sabed que, «lo mejor«, nunca lo vais a encontrar, y si realmente buscáis eso, fallaréis en vosotros mismos pues realmente no existe.

Tenéis que saber que cada persona es un mundo, y todos somos diferentes, tenemos que aprender a conocernos nosotros mismos, a querernos, y no buscar en estereotipos idealizados.

En muchos momentos perdemos nuestra fuerza, creemos que nuestra identidad esta vacía y que no hay nadie que pueda hacerle nada, pero tenemos que saber que todo eso son pruebas, etapas por las que tenemos que pasar, y nunca debemos rendirnos. Debemos estar contentos por donde estamos ahora, y saborear cada momento bueno que aparezca en nuestras manos.

Nuestro mundo siempre va a estar en constante movimiento, y este mundo, no va a parar porque nosotros nos tiremos al suelo. Nuestro mundo va a seguir, y de la única manera de conseguir aquello que buscamos es seguir su ritmo, sea bueno o malo, seguir y encontrar las pequeñas cosas que se nos brindará poco a poco como recompensa, por seguir caminando, por no tirarnos a la cuneta, por no seguir durmiendo, por no matarnos vivos.

Brindemos por aquello tan bonito, por lo que nos hace estar aquí, por nuestra vida. Sonriamos ahora que estamos todos juntos, con nuestras copas de champán alzadas, y recordemos este momento como uno de los mejores, recordemos todos los momentos buenos como los mejores.

¡Salud!

Abrir los ojos.

A día de hoy:
Abro los ojos.
¿Dónde estoy? ¿Qué es todo esto? ¿Qué le pasa a mi cuerpo?
Mis párpados no resisten y evitan mi visión.

24 horas antes:
De nuevo abro los ojos.
Mi maldito despertador está sonando de nuevo, a las 4 y media de la madrugada para ir (como cada día), a trabajar.

Por dentro pienso: ojalá mis ojos no se abrieran nunca más.

Hoy me he levantado como cada día, asqueado de mi vida, apenas he dormido 4 horas y es posible que mañana duerma menos. Son las 4 y media de la madrugada y no tengo café, mi último sobre me lo acabé ayer mientras veía algo de telebasura por la noche, mientras a su vez, escuchaba los gritos de los vecinos, sus fiestas y su despreocupación por las ocupaciones de los demás.

Quiero largarme pronto de este vecindario.

Cierro los ojos e intento relajarme con las gotas que caen progresivamente por mi cuerpo, intento imaginarme en situaciones mejores, intento encontrar aspectos positivos en mi vida para poder empezar mi día con energías.

Lógicamente, no lo consigo.
Cada maldito día igual.

Trabajo de 6 de la mañana a 3 de la tarde, llego a casa, como cualquier cosa (preferentemente comida preparada o semi-preparada) y sobre las 4 y media, después de 12 horas despierto, necesito un descanso de una hora.

Cierro los ojos y en menos de 5 minutos los abro porque ya ha pasado una hora. A veces pienso:

Ojalá el tiempo pasara así de rápido en los momentos que más necesitamos.

Y ahora, a superar mi tarde… Estoy estancado desde hace mucho tiempo. No puedo descansar bien, la relación con mi familia no va bien, no recibo apoyo de mis amigos, no tengo a nadie que me quiera, mi trabajo no vale para nada y lo peor de todo es que ni yo mismo me quiero.

No tengo ánimos para cambiar lo que en mi vida se ha ido creando. No tengo ganas de encontrar a nuevas personas, no tengo ganas de cambiar mi estado de ánimo, no sé qué debo hacer para curar esta enfermedad que tengo.

Necesito ayuda, está claro, pero nadie me la da.
Necesito a gente que me quiera, pero lógicamente nadie me quiera.

¿Necesito un psicólogo? Es posible… Pero ni tan siquiera me motivo para ir a hablar con un desconocido que posiblemente pueda ayudarme más que los amigos de mierda (perdón por la expresión) que tengo.

Y todos los días igual, la misma historia… Trabajar para sobrevivir con 600 euros al mes, dormir y trabajar. Viendo la televisión todas las noches con la mirada perdida, perdiéndome todas las películas que me pongo a ver…

Pensando siempre en lo mismo…
Siempre las mismas preocupaciones…

Hace tiempo era una persona feliz con cualquier cosa, hace tiempo las cosas me iban bien pero hubo un momento en el que no pude aguantar más y me fui derrumbando, el gran edificio que había construido ante mis ojos se convirtió en polvo, se convirtió en nada…

Necesito ayuda, por favor, que alguien me ayude… ¿Parezco estúpido verdad? Este texto lo estoy escribiendo en un mísero papel, como si alguien lo fuera a leer, y lo más seguro es que acabe perdido en un cajón o usado como mantel para invitados.

No puedo más.

Abandono, y creo que la mejor manera de abandonar es quitándose la vida, y es posible que nadie se acuerde de mi hasta que no desprenda el hedor suficiente para que mis malditos vecinos se den cuenta que he muerto.

Al menos, conseguiré dormir, por una vez en mucho tiempo.
Conseguiré descansar.

Me dirijo a mi bañera y la empiezo a llenar de agua.
Cojo unas cuantas pastillas antidepresivas del cajón de mi mesita y unas cuantas pastillas contra el dolor de cabeza.

Me dirijo de nuevo a la bañera, cierro el grifo.
Ya está llena.
Ordeno las pastillas alfabéticamente (mis manías siempre están ahí) y lleno un vaso de agua con el agua de mi bañera.

Me miro al espejo.
Miro mi cuerpo endeble.
Miro mi asco de vida.

De pronto, las luces se apagan.
Estoy a punto de cometer una barbaridad…
Empiezo a darle vueltas a la cabeza, empiezo y no acabo, no hay manera de que mi cabeza deje de dar vueltas.

Algo sorprendente acaba de pasar.

Ahora estoy en mi habitación,
Sentado en mi escritorio,
Y tengo una libreta enfrente, con unas palabras escritas.

Hoy amigo, es un gran día para ti.
Y no solo hoy, sino mañana, y pasado, y todos los días que consigas que pasen de hoy.

Hoy quiero demostrarte que no estás solo,
Y sobretodo que eres un cobarde, pues has intentado quitarte la vida.
Sí, tal y como has oído, eres un cobarde pues has sacado las energías suficientes para intentarte suicidar pero no para intentar arreglar tu vida.

Te voy a dar unos consejos, y nunca más voy a perder el tiempo contigo.

Como te he dicho nunca vas a estar solo, siempre va a haber alguien que te aprecie, pero para ello vas a tener que empezar a creer en ti, y sobre todo, vas a tener que empezar a quererte.

La vida es muy larga, y un gran tanto por ciento son malas experiencias o malos recuerdos, pero las personas somos muy sencillas. No necesitamos ser felices siempre, la pequeña felicidad que conseguimos nos sirve para superar años y años de desgracias.

¡Sí, tal y como oyes!

Tu vida, puede ser una completa mierda pero, ¿verdad que antes fue algo más que eso? Consíguelo de nuevo, no eres un discapacitado y no tienes ninguna disminución física, así pues, aprovecha y lucha por algo tan importante y único como lo es tu vida.

Todos tenemos la fuerza suficiente para hacer lo que queramos, y aunque creamos que sufrimos más que nadie, tenemos que seguir siendo felices pues seguimos existiendo en este pequeño mundo.

Lucha y nunca te rindas.

¿Que quién soy?
Soy tú mismo, un paso por delante.

A día de hoy:
Estoy en mi cama.
Repaso una y otra vez las palabras de la libreta.

Voy a ser feliz de nuevo, voy a conseguir todo lo que me proponga, voy a necesitar ayuda y la voy a buscar.
Voy a quererme.

Basta de hacerse la víctima, basta de hacer el estúpido.

Basta de perder el tiempo.

Volver arriba